17 de julho de 2025, quinta-feira Atualizado em 17/07/2025 05:41:25
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El lago Parima o Manoa [1][2][3] (en inglés: Lake Parime; en portugués: Lago Parime) es un lago legendario que se presume ubicado en América del Sur. Era conocido por ser el lugar de ubicación de la ciudad de El Dorado[3] también llamado Manoa, y codiciado por los exploradores europeos. Los repetidos intentos para encontrar el lago no pudieron confirmar su existencia, y fue clasificado como un mito, junto con la ciudad. La búsqueda de Lago Parima llevó a exploradores a trazar los ríos y otras características geográficas del sur de Venezuela, el norte de Brasil, y el suroeste de Guyana, antes de que la existencia del lago fuera refutada definitivamente en el siglo XIX. Algunos exploradores, como Humboldt y Schomburgk, propusieron que la inundación estacional de la sabana del Rupununi pudo haber sido identificada erróneamente como un lago. Investigaciones geológicas recientes sugieren que un lago pudo haber existido en el norte de Brasil, pero que se secó en algún momento del siglo XVIII. Tanto "Manoa" (Lenguas arahuacas) y "Parima" (Lenguas caribes) se cree que significa "gran lago". Otros dos lagos míticos, Lago Xarayes o Xaraiés (hoy región de Pantanal), y el Lago Casipa, se representan a menudo en los primeros mapas de América del Sur.
Fue en el año de 1541 en Quito cuando cobró más fuerza el mito de “El Dorado” gracias a cronistas como Pedro Cieza de León, Juan de Castellanos y Gonzalo Fernández de Oviedo[4]. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo también narró la historia de un jefe Indio que en un principio se untaba con una resina para luego hacerse espolvorear sobre todo su cuerpo una cantidad considerable de oro en polvo[5]. Supuso entonces Oviedo que para darse tal lujo este jefe Indio tendría que provenir de una región geográfica con una abundantísima cantidad de oro. Pedro Cieza de León también relató como el hermano menor de Francisco Pizarro, Gonzalo, hizo los arreglos para marchar en una expedición en búsqueda de la tierra del oro y la canela; tierra esta, que según los relatos y comentarios que se hacían en Quito en esa época, se encontraba en las inmediaciones de un gran lago salado. Posteriormente, en 1542, en una carta dirigida al rey de España, por primera vez, Gonzalo Pizarro relacionaría al hombre Dorado con un lago [6].
Al igual que Pizarro, Gonzalo Jiménez de Quesada también tenía una gran atracción por los lagos, ya que, según él, en algunos de ellos se producirían los panes de sal que tanto le obsesionaban y que los Muiscas comerciaban por oro [7]. Los Indígenas le habían informado a Quesada acerca de la existencia de un gran lago salado, en cuyas márgenes se encontraba también un poblado con innumerables riquezas. Para 1580 este lugar, donde se encontraría este mítico “Dorado”, el cual nadie había visto, era el único objetivo de la mayoría de los aventureros y conquistadores llegados al Nuevo Mundo. De esta forma personajes como Gonzalo Pizarro, Jiménez de Quesada y Sebastián de Belalcázar, seguidos de cerca por Cieza de León, Fernández de Oviedo y Juan de Castellanos se convirtieron en las fuentes originales de la leyenda.
Fue Jiménez de Quesada quien también describe, en su Epítome de la conquista del Nuevo Reino de Granada de 1539, que los Muiscas veneraban los lagos, al igual que al sol, la luna y las estrellas[8]. Adicionalmente, Quesada aseguraba que los Muiscas hacían ofrendas en estos lagos, arrojando todo tipo de piedras preciosas y oro[4], hecho del cual también se ocupó otro cronista, Juan de Castellanos. Él conocía a casi todos los conquistadores, y contribuyó a alimentar aún más la leyenda de El Dorado, en especial a raíz de las historias acerca de estas ofrendas[9].
En la actualidad, gracias a estudios arqueológicos, se sabe que las principales lagunas de adoración fueron la Laguna de Guatavita, Ubaque, Siecha, Guasca y Teusacá. En ellas los Muiscas celebraban ceremonias y hacían grandes procesiones, empleando caminos especialmente construidos para ello, realizando ofrendas de objetos votivos: oro, esmeraldas, cerámicas, así como cuentas de collar elaboradas de conchas marinas y piedras semipreciosas[10]. En 1856 se encontró una balsa Muisca elaborada en oro en las cercanías de las laguna de Siecha[11], la cual lamentablemente desapareció en su traslado desde Colombia al Museo de Berlín, motivado al incendio y posterior hundimiento del barco que la trasladaba. Otra balsa similar fue hallada en 1960, pero esta vez en el interior de una cueva, dentro de una vasija de cerámica, en el municipio de Pasca, en Cundinamarca. Esta pieza de orfebrería, de origen Muisca, se estima que fue elaborada entre los años 600 y 1600 d. C. mediante la técnica de cera perdida[12][13]. Resulta evidente que la misma representa una ceremonia religiosa, la cual, por las características de la balsa, se situaría en un lago.
Primeros intentos de descubrimiento
Antonio de Berrio, 1582
Antes de su muerte, Gonzalo Jiménez de Quesada, quien no tuvo herederos directos, nombró a un capitán, Antonio de Berrío, como su sucesor en la Gobernación del Dorado, quien la obtuvo principalmente por estar casado con María de Oruña, sobrina de Jiménez de Quesada[14]. Hacia 1582 Antonio de Berrio comenzó una jornada en búsqueda de El Dorado, con 80 hombres, 500 caballos y una gran cantidad de ganado. Luego de un recorrido a través de los llanos Berrio alcanzó finalmente el Río Meta en febrero de 1584. Alonso de Pontes, el cronista de Berrio describió que durante esta jornada se toparon con los Indios “Axaguas o Achaguas”, quienes no solo eran afables, sino dados al comercio. Uno de estos Indios, de nombre Guaricabo, les contó la historia de un pueblo únicamente de mujeres muy blancas y muy agresivas, localizadas a cinco días de distancia hacia el este[15].En esta jornada Berrio supo, además, de boca de los Indios, que, a cierta distancia, más allá de unas montañas que podían verse en el horizonte, pasando el Río Orinoco, en la provincia de Guayana, había una cordillera detrás de la cual quedó una laguna grandísima donde existían grandes poblaciones y un gran número de Indios con grandes riquezas de oro y piedras preciosas[16]. De igual forma el padre Joseph Gumilla refiere que en estas montañas se encontraba el Lago Manoa, un lago salado de grandes proporciones, tan grande que los Indios tardaban tres días en cruzarlo con sus canoas: “dicen que una vez cruzado este lago, estos territorios se extienden haca el Rio Marañón”. De acuerdo con Gumilla en lengua Achagua, Manoa-yùna significa “que no derrama”; siendo este el nombre que dan a todas las lagunas, de tal forma y según relata Gumilla, que la ciudad de Manoa es lo mismo que “la ciudad de la laguna” [17].Anterior a la jornada de Berrio el gobernador de la Margarita, Juan de Salas, también había referido la existencia de oro en la provincia de Guayana, gracias a las noticias que obtuvo de los Indios Arahuacos, quienes llegaban a la isla en busca de pertrechos. En este sentido, en un documento fechado en 1538, refirió como ”Mas allá de la cordillera, que no es muy grande, en un extremo, hay muchos poblados y un lago enorme en aquella llanura, que tiene una anchura de seis leguas y la misma longitud. Dentro hay muchas islas, de una o dos leguas. Hay muchos poblados en su interior, y en la tierra firme que la rodea. En tierra firme y en una de las islas esta la forja donde hacen la fundición” [18] . Un lugarteniente de Berrio, Domingo de Vera Ibargoyen, luego de una incursión por la Guayana, relató a Berrio en una carta fechada en mayo de 1593, acerca su contacto con numerosos pueblos Indígenas del interior de la Guayana. En uno de estos poblados un cacique de nombre Parigua le relató que, a cierta distancia, de donde se encontraban, se hallaba la provincia de Mucuraguaray en la cual se encontraban unos Indígenas con los que tenían guerra. Más allá de esta provincia se hallaba otra de nombre Guayacapari, a corta distancia del Río Marañón. Pasadas estas provincias el cacique relató que existe una laguna grande y salada a la que ellos llaman mar, la cual se encuentra poblada con muchísimos Indígenas. El cacique continuó su relato indicando que a esta laguna llegaron una gran cantidad de gentes vestidas, las cuales pelearon con las de la laguna, para finalmente asentarse entre ellos. Relata además que estos Indios traen oro en las narices, y en los pechos, los brazos y en las piernas[19].Para 1595, y ya con poco a capital para continuar con sus expediciones, Berrio decidió mandar a Vera a España con la idea de traer recursos y hombres que le permitiesen hacer una última acometida para conquistar las elusivas tierras de El Dorado[20][21][22] . Para el año de 1595 Berrio se encontraba en Trinidad, aguardando la llegada de noticias de España, cuando en el horizonte aparecieron unas naves inglesas capitaneadas por Sir Walter Raleigh, las cuales, luego de varios intentos de hablar con él, y ante la negativa de este, decidieron atacar San José de Oruña y capturar al propio Berrio.[22][23]
Walter Raleigh 1595
Gracias a la información que obtuvo de las cartas enviadas por Domingo de Vera y Antonio de Berrio al Felipe II de España fechadas entre 1593-1595[22], además del cuestionamiento que le hizo a Berrio personalmente durante su captura en Trinidad, sumado a declaraciones hechas por Pedro Sarmiento de Gamboa[4], y muy probablemente también por aquellas otras informaciones que obtuvo de parte de los Indígenas cuando se encontraba en el río Orinoco[24], resulta improbable que Walter Raleigh no haya elaborado un mapa con todas estas informaciones. Pues en su libro The Discovery [24] no solo describe muy bien el territorio guayanés a su paso por este, sino que además determinó que la ciudad de el Dorado se encontraba a orillas de un lago salado de 200 leguas al cual llama “otro Mar Caspio” localizado justo en el corazón de Guayana[24] en el sureste de actual Venezuela.
Luego de leer The Discovery, se puede apreciar de que la mayor parte de la información que relata Raleigh proviene de fuentes españolas[4]. En ese entonces, luego de la segunda mitad del siglo XVI, los mapas tempranos del continente sudamericano apenas comienzan a representar poblados a lo largo de la costa y el interior de tierra firme[25]. Este hecho demuestra que para ese momento los españoles tenían muy poco conocimiento del territorio. Adicionalmente, motivado a las rivalidades con otras naciones europeas los españoles no solo consideraban todos sus mapas estratégicos, sino además secretos[25]. Estas características no hubiesen sido muy diferentes en un mapa hecho por Raleigh, quien con toda seguridad realizó uno e incluso pudo pensar en incorporarlo a su libro The Discovery. No obstante, la historia demuestra que al final esto no ocurrió. Raleigh tal vez pensó que era mejor idea mantenerlo en secreto, pues este podía caer en manos del enemigo. De acuerdo con los comentarios que hace Raleigh en su libro The Discovery así como en la carta que este le escribe a Sir Robert Cecil, muy probablemente este mapa lo terminó de realizar a la par de su libro en 1595[24].Lawrence Kemys 1596
En su A relation of the second voyage to Guiana, o Relación del segundo Viaje a Guiana, Kemys nota, además de las incursiones que realizó el mismo, que envió uno de sus capitanes, Leonard Berry, a explorar el río Región de Berbice Oriental-Corentyne o Esequibo, cosa que hizo hasta que los rápidos lo detuvieron. Kemys expresó la opinión de que se podría llegar a Manoa a través de este río, al cual denominó como río “hermano del Orinoco”. Su informe mencionó un "Lago Parima" en algún lugar entre las fuentes de los ríos Esequibo y Rupununi [26]. Poco después, los cartógrafos en Europa continuarían mostrando la ubicación de este lago, y la ciudad de Manoa, en casi todos los mapas de la región de Guayana. El mapa de Jodocus Hondius de las Guayanas presentó los nombres de los ríos enumerados por Lawrence Kemys. Curiosamente, casi todos estos lagos y ríos aún se mencionan hoy día. Cabe destacar que además de los ríos que exploró, Kemys también enumeró los nombres de las naciones indias que habitaban todos estos ríos, sus pueblos e incluso los líderes o capitanes de cada tribu[26].
Los primeiros mapa
El mapa de Walter Raleigh 1595
Como resultado de la publicación del libro de Walter Raleigh El Descubrimiento del gran Rico y hermoso imperio de Guayana en 1596[24], aparecieron varios mapas que representaban un lago extraño en toda la Europa de los siglos XVI y XVII. Uno de los primeros fue producido por Jodocus Hondius, con el nombre de “Nieuwe Caerte van het Wonderbaer ende Goudrycke Landt Guiana” [27] el cual se publicó en 1596. Este mapa muestra un lago alargado al sur del Orinoco, con un asentamiento llamado Manoa en la orilla norte. El mapa de Hondius fue posteriormente reproducido por Theodore de Bry y publicado en su popular “Grands Voyages” en 1599 [28]. Cuando Hondius publicó una edición completamente revisada del Atlas de Mercator en 1606, esta incluía un mapa de América del Sur que presentaba el Lago Parima con la mayor parte al sur del ecuador[29].
Gracias a las informaciones obtenidas por parte de los españoles [22], además de las declaraciones hechas a los ingleses por Pedro Sarmiento de Gamboa[4] es casi seguro que Walter Raleigh preparó un mapa. Este mapa de Raleigh estuvo perdido durante 273 años, hasta que el Museo Británico lo compró accidentalmente entre un lote de documentos antiguos en 1849. En consecuencia, el mapa no fue conocido por los exploradores Alexander von Humboldt o Robert Schomburgk quienes de seguro exploraron el continente sudamericano basados en notas de Raleigh[30][31] , cuyas informaciones pusieron a prueba durante sus expediciones en el continente sudamericano a comienzos del siglo XIX. En el Museo Británico, se encuentra el mapa manuscrito, elaborado sobre un fino cuero de animal, que mide 68,5 cm de alto por 76,6 cm de largo[32]. Este mapa fue catalogado por el Museo Británico bajo el código “Add, MS. 17940” y el mismo coincide en su caligrafía con aquella de Raleigh [32].
El Mapa de Thomas Harriot 1596
La elaboración de un segundo mapa del Lago Parima, tal vez bajo la dirección de Raleigh, se atribuye a Thomas Harriot (1560-1621), un famoso matemático y cartógrafo de esa misma época, quien a su vez fue protegido de Raleigh. En este mapa se especula que Harriot agregó algunas observaciones adicionales a la información del “Carta principal” elaborada por el propio Raleigh[24]. Raleigh había confiado a Lawrence Kemys la exploración del interior de Guayana en 1595, la cual Kemys emprendió navegando por el Río Esequibo [26] (Kemys 1596). Kemys, bajo el mando Raleigh, hizo referencia a las observaciones de Harriot en su segundo viaje a Guayana en 1596[26][32]. En algún momento entre agosto y noviembre de 1595, Raleigh informó a Sir Robert Cecil que estaba creando "un gran mapa", con la ayuda del matemático Thomas Harriot, el cual deseaba mantener en secreto. Este mapa se hizo muy posiblemente en 1596, basado en las notas de Raleigh además de los "descubrimientos" adicionales hechos por Kemys en la región.Durante su exploración de la costa entre el Amazonas y el Orinoco, el capitán Kemys visitó 52 ríos y afirmó haber descubierto 40 de ellos[26]. Además, cartografió la ubicación y los nombres de las naciones Indígenas, sus pueblos, ciudades, así como los líderes o capitanes por río[26]. Kemys también preparó informes geográficos, geológicos y botánicos del país, incluso enviando a uno de sus capitanes, Leonard Berry, a explorar el río Corentyne, lo que hizo hasta que los rápidos lo detuvieron. En su informe, Kemys expresó la opinión de que se podría llegar a Manoa a través de los ríos Corentyne o Esequibo[26]. Su informe nombró "Lago Parima" como la ubicación de Manoa, y poco después, los cartógrafos en Europa mostraron la ubicación de este lago y ciudad en sus mapas de la región de Guayana. 12387§
“De Custen van dese caerte, sijn seer vlietich geteekent op haere hooghten ende waere streckingen, door een seker stierman die dit selve beseilt ende besocht heest, inde jaren voornomt” : traducido como: “Las costas que se muestran en esta carta, están dibujadas diligentemente en las elevaciones/latitudes y las longitudes correctas, por cierto navegante que personalmente navegó y visitó esta área en los años mencionados anteriormente” – esta nota respalda la hipótesis acerca de la transmisión de documentos o mapas que fueron hechos por William Downe, capitán al servicio de Raleigh y que fueron adquiridos de alguna forma posteriormente por Jodocus Hondius, ya que este nunca viajó al Nuevo Mundo
A pesar de que Raleigh fue el principal promotor de la leyenda del Lago Parima y de la ciudad de Manoa y de haber producido su extraordinario y minucioso mapa, irónicamente no fue el primero en publicarlo. La primera publicación conocida fue del cartógrafo holandés Jodocus Hondius (1563-1612), conocida como “Nieuwe Caerte van het Wonderbaer ende Goudrycke Landt Guiana en 1598[25][27]. Se cree que Hondius elaboró su mapa basándose en una copia del mapa de Raleigh que el cartógrafo había obtenido mientras vivía en Londres, al igual que gracias a los relatos tanto de Lawrence Kemys como de las informaciones de William Downe, quien fue capitán del barco Discovery durante la segunda de las expediciones del Kemys a Guayana en 1596[26].Como se indica con mayor detalle en una parte del mapa, la evidencia, escrita en holandés – “De Custen van dese caerte, sijn seer vlietich geteekent op haere hooghten ende waere streckingen, door een seker stierman die dit selve beseilt ende besocht heest, inde jaren voornomt” y traducida como: “Las costas que se muestran en esta carta, están dibujadas diligentemente en las elevaciones/latitudes y las longitudes correctas, por cierto navegante que personalmente navegó y visitó esta área en los años mencionados anteriormente” – esta nota respalda la hipótesis acerca de la transmisión de documentos o mapas que fueron hechos por William Downe, y que fueron adquiridos de alguna forma por Jodocus Hondius[26][32].El Mapa de Theodor de Bry 1599
5923§Este mapa que elabora De Bry junto con Johann Israel y que publica hacia 1599 es una copia casi exacta del mapa de Hondius, pero a dos colores, omitiendo parte de la información que refiere Hondius en su mapa, el cual incluye también a las Blemias, hombres acéfalos con el rostro a la altura del pecho, lo cuales como describe Mandeville, habitan una isla hacia el Oriente>
Theodor de Bry (1528-1598) inició la publicación de su colección de viajes después de una visita a Inglaterra en 1587, donde conoció al geógrafo Richard Hakluyt, quien estaba preparando su propia descripción de los viajes en el Nuevo Mundo. Este trabajo de Hakluyt impresionó tanto a de Bry que ello lo motivó a publicar su propia colección de viajes. Fueron muchos los mapas y dibujos ilustrados realizados por Theodor de Bry, en su gran mayoría como apéndices finales a los textos que iluminan su serie América 1590-1634, más conocida como Los Viajes a las Indias Occidentales o Grands Voyages. Estas imágenes se inspiraron en numerosos relatos de viajeros que exploraron América durante el siglo XVI, como Las Cartas de Américo Vespucio (Florencia, 1500-1503), La Historia del Nuevo Mundo (Venecia, 1565) del milanés Girolamo Benzoni, y el libro The Discovery [24] de Sir Walter Raleigh (Raleigh 1596).Las obras de de Bry fueron asombrosamente populares e influyentes, y la iconografía difundida a través de la compilación de relatos de viajes de de Bry dominó la visión europea del Nuevo Mundo y las Indias Orientales durante más de un siglo después de su publicación. En esta obra se representaron tanto las conquistas y exploraciones geográficas como los contactos entre los europeos y los Amerindios. De acuerdo con John H. Elliot: “Era muy frecuente acudir a las ilustraciones de Theodor de Bry para conocer las apariencias y costumbres de los Indios americanos”[33]; ilustraciones similares a aquellas que figuran en el mapa de Hondius, así como en el mapa de de Bry junto con Johann Israel.
El Mapa de Hessel Gerritsz 1625 11671§En 1628 Guerritsz se unió a un viaje a las Américas que resultó en la elaboración y publicación varios mapas importantes, uno de estos mapas sería publicado más adelante por Joannes de Laet en su libro “Beschrljvinghe van West-Indien” de 1630, el cual sería posteriormente copiado agresivamente por los talleres de Blaeu y Hondius
Hessel Gerritsz (1581-1632) fue un cartógrafo además de grabador, y editor holandés del siglo XVII quien trabajó en Ámsterdam a finales del siglo XVI y principios del siglo XVI. Gerritsz se encuentra entre los geógrafos holandeses más destacados del siglo XVII. Nació en la ciudad de Assum, entre los municipios de Beverwijk y Uitgeest en el norte de Holanda en 1581[34]. De joven se mudó a Alkmaar como aprendiz de Willem Blaeu (1571-1683), a quien siguió posteriormente a Ámsterdam. Para 1610 ya contaba con su propio taller; sin embargo, permaneció cerca de Blaeu, quien publicó muchos de sus mapas. En octubre de 1617 fue nombrado primer cartógrafo oficial de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC) [35]. Esta posición estratégica le ofreció un acceso sin precedentes a los datos cartográficos más avanzados y lejanos de la Edad de Oro holandesa. A diferencia de muchos cartógrafos de su época, Gerritsz era más que un amante del mundo; era un simple erudito quien mostraba una verdadera fascinación por aprender más del mundo que estaba cartografiando de manera práctica.
Los Mapas de Willem Janszoon Blaeu 1630-1650
En 1629 surgió cierta consternación en la familia Hondius cuando Willem Jansz Blaeu, sin el conocimiento de Henricus Hondius (1573-1650) y su yerno Johannes Janssonius (1588-1664), compró cerca de 37 planchas de cobre del Mercator Atlas de Jodocus Hondius II, que murió en ese mismo año. Esto permitió a Willem Jansz Blaeu publicar su primer atlas en el “Apéndice Atlantis”, que contenía 60 mapas, de tal forma que muchos o tal vez la mayoría de sus mapas son copia de aquellos elaborados primeramente por Hondius.
En 1634 Blaeu publicó el primero de sus dos volúmenes de su atlas mundial planificado, Atlas Novus o Theatrum Orbis Terrarum. En cuya obra se incluyó el mapa de Guayana. Fue similar a lo publicado por Johannes de Laet en su libro Beschrljvinghe van West-Indien, de 1630, pero un tanto más grande. El mapa de Guayana de Blaeu por cierto resulta exactamente igual al mapa de Jodocus Hondius II. En una estratégica movida, Blaeu compró cerca de 37 planchas de cobre del Mercator Atlas de Jodocus Hondius II, que luego publicó. Los mapas que vienen luego, si bien son copias de Blaeu, no cambian el hecho de que el original fue hecho por Hondius II. Habiéndose publicado la obra de Blaeu, a continuación, Henricus Hondius hizo grabar inmediatamente el mismo mapa, de modo que el mismo también se parece al mapa de Jodocus Hondius II como si se tratara de dos gotas de agua. Willem Blaeu utilizó por última vez este mapa representado en su edición del Atlas Novus de varios volúmenes de 1655. Los numerosos ríos indicados en la zona costera de estos mapas son sorprendentes. Por otra parte, el interior de Guayana continúa dominado por el Lago Parima y la ciudad de El Dorado, de manera similar a aquellos mapas más antiguos del continente americano realizados por Jodocus Hondius. Entre ellos destacan America (1609) y América Noviter Delineata (1618), este último reproducido posteriormente con adiciones por Henricus Hondius en 1631 y Matthäus Merian en 1634, al igual por Willem Janszoon Blaeu en 1650 quien lo denominaría Americae Nova Tabula.Las Expediciones durante el siglo 17Thomas Roe 1610Una de estas incursiones, luego de las expediciones de Raleigh en 1595 y Lawrence Kemys en 1596, sería la del inglés Sir Thomas Roe en 1610. Thomas Roe (1581-1644) nació cerca de Wanstead en Essex y fue nombrado caballero por el rey Jacobo I en 1605. Roe no solo figuraría en su primera aventura colonial en asociación con Raleigh y el conde de Southampton, sino que al momento de su primer viaje a Guayana llama la atención que apenas tenía unos veintinueve años. En 1609 hizo preparativos para una extensa exploración de la costa de Guayana con miras a encontrar una ruta hacia el Lago Parima. Para este propósito, él y sus propios amigos, incluido Raleigh, le proporcionaron la financiación necesaria para su expedición a la Guayana [36]. El 24 de febrero de 1610 Roe zarpó con dos barcos de Dartmouth, y dos meses después llegó a la desembocadura del Río Amazonas, donde navegó unas 300 millas río arriba [37], planificando entrar en Guayana por el Río Esequibo más tarde. Roe encontró que el territorio amazónico que exploró era lo suficientemente amigable para asentar colonos allí. Sin embargo, confrontó problemas para obtener alimento de parte de los Indígenas, quienes poco contribuyeron con su empresa. No obstante, Roe estableció allí una colonia con al menos unos 20 hombres [36][38].La relación que se tiene de la expedición de Thomas Roe resulta muy poco detallada, sobre todo a raíz de la carta que escribió a Sir Robert Cecil estando en Trinidad. Roe suprime en esta carta, con un gesto hábil, todas las noticias relativas al verdadero propósito de su viaje: el descubrimiento de nueva información valiosa sobre la Guayana. Tal vez pensó que no era seguro confiar tales asuntos a una carta que podría extraviarse. Quizás también pudo haber razonado que los resultados de una expedición cuyo equipamiento había costado casi 2.000 libras esterlinas tampoco deberían revelarse a nadie más que a sus propios socios y porque se sabe Robert Cecil no era uno de estos. Cualquiera que haya sido su razón, no dijo nada en concreto. Este hecho sugiere que Thomas Roe guardó mucha información para sí mismo[36]. Sin embargo, a pesar de su meticulosa exploración, y del hecho de no haber revelado más información a Cecil, no cabe duda de que tanto la ciudad de Manoa, como el Lago Parima, eran sus principales objetivos. En todo caso, y al final de su viaje, Thomas Roe no encontraría oro, y mucho menos el tan ansiado acceso fluvial al Lago Parima. Su regreso a Inglaterra lo hizo por Trinidad y las Antillas menores, arribando en julio de 1611. Posteriormente organizaría dos viajes más a la Guayana en los cuales no participaría[36].
Mapa de Thomas Harriot Data: 01/01/1596 Créditos/Fonte: Thomas Harriot
ID: 12384
“Memória Histórica de Sorocaba” Parte I Data: 01/01/1964 Créditos/Fonte: Aluísio de Almeida Página 341
ID: 12387
Americae Nova Tabula Data: 01/01/1631 Créditos/Fonte: Willem Janszoon Blaeu 01/01/1631
ID: 13565
Memória Histórica de Sorocaba I Data: 01/12/1964 Créditos/Fonte: Aluísio de Almeida Página 352(igreja matriz
ID: 5923
EMERSON
17/07/2025 ANO:853
Sobre o Brasilbook.com.br
Freqüentemente acreditamos piamente que pensamos com nossa própria cabeça, quando isso é praticamente impossível. As corrêntes culturais são tantas e o poder delas tão imenso, que você geralmente está repetindo alguma coisa que você ouviu, só que você não lembra onde ouviu, então você pensa que essa ideia é sua.
A famosa frase sobre Titanic, “Nem Deus pode afundar esse navio”, atribuída ao capitão do transatlântico, é amplamente conhecida e frequentemente associada ao tripulante e a história de criação, no entanto, muitos podem se surpreender ao saber que essa citação nunca existiu. Diversos historiadores e especialistas afirmam que essa declaração é apenas uma lenda que surgiu ao longo do tempo, carecendo de evidências concretas para comprová-la. [29787]
Existem inúmeras correntes de poder atuando sobre nós. O exercício de inteligência exige perfurar essa camada do poder para você entender quais os poderes que se exercem sobre você, e como você "deslizar" no meio deles.
Isso se torna difícil porque, apesar de disponível, as pessoas, em geral, não meditam sobre a origem das suas ideias, elas absorvem do meio cultural, e conforme tem um sentimento de concordância e discordância, absorvem ou jogam fora.
meditam sobre a origem das suas ideias, elas absorvem do meio cultural, e conforme tem um sentimento de concordância e discordância, absorvem ou jogam fora.Mas quando você pergunta "qual é a origem dessa ideia? De onde você tirou essa sua ideia?" Em 99% dos casos pessoas respondem justificando a ideia, argumentando em favor da ideia.Aí eu digo assim "mas eu não procurei, não perguntei o fundamento, não perguntei a razão, eu perguntei a origem." E a origem já as pessoas não sabem. E se você não sabe a origem das suas ideias, você não sabe qual o poder que se exerceu sobre você e colocou essas idéias dentro de você.
Então esse rastreamento, quase que biográfico dos seus pensamentos, se tornaum elemento fundamental da formação da consciência.
Desde 17 de agosto de 2017 o site BrasilBook se dedicado em registrar e organizar eventos históricos e informações relevantes referentes ao Brasil, apresentando-as de forma robusta, num formato leve, dinâmico, ampliando o panorama do Brasil ao longo do tempo.
Até o momento a base de dados possui 30.439 registros atualizados frequentemente, sendo um repositório confiável de fatos, datas, nomes, cidades e temas culturais e sociais, funcionando como um calendário histórico escolar ou de pesquisa.
Fernando Henrique Cardoso recupera a memória das mais influentes personalidades da história do país.
Uma das principais obras do barão chama-se "Efemérides Brasileiras". Foi publicada parcialmente em 1891 e mostra o serviço de um artesão. Ele colecionou os acontecimentos de cada dia da nossa história e enquanto viveu atualizou o manuscrito. Vejamos o que aconteceu no dia 8 de julho. Diz ele: 1. Em 1691 o padre Samuel Fritz, missionário da província castelhana dos Omáguas, regressa a sua missão, depois de uma detenção de 22 meses na cidade de Belém do Pará (ver 11 de setembro de 1689). 2. Em 1706 o rei de Portugal mandou fechar uma tipografia que funcionava no Recife. 3. Em 1785 nasceu o pai do Duque de Caxias. 4. Em 1827 um tenente repeliu um ataque argentino na Ilha de São Sebastião. 5. Em 1869 o general Portinho obriga os paraguaios a abandonar o Piraporaru e atravessa esse rio. 6. Em 1875 falece no Rio Grande do Sul o doutor Manuel Pereira da Silva Ubatuba, a quem se deve a preparação do extractum carnis, que se tornou um dos primeiros artigos de exportação daquela parte do Brasil.
Ainda bem que o barão estava morto em 2014 julho que a Alemanha fez seus 7 a 1 contra o Brasil.
Ou seja, “história” serve tanto para fatos reais quanto para narrativas inventadas, dependendo do contexto.
A famosa frase sobre Titanic, “Nem Deus pode afundar esse navio”, atribuída ao capitão do transatlântico, é amplamente conhecida e frequentemente associada ao tripulante e a história de criação.No entanto, muitos podem se surpreender ao saber que essa citação nunca existiu. Diversos historiadores e especialistas afirmam que essa declaração é apenas uma lenda que surgiu ao longo do tempo, carecendo de evidências concretas para comprová-la.Apesar de ser um elemento icônico da história do Titanic, não existem registros oficiais ou documentados de que alguém tenha proferido essa frase durante a viagem fatídica do navio.Essa afirmação não aparece nos relatos dos passageiros, nas transcrições das comunicações oficiais ou nos depoimentos dos sobreviventes.
Para entender a História é necessário entender a origem das idéias a impactaram. A influência, ou impacto, de uma ideia está mais relacionada a estrutura profunda em que a foi gerada, do que com seu sentido explícito. A estrutura geralmente está além das intenções do autor (...) As vezes tomando um caminho totalmente imprevisto pelo autor.O efeito das idéias, que geralmente é incontestável, não e a História. Basta uma pequena imprecisão na estrutura ou erro na ideia para alterar o resultado esperado. O impacto das idéias na História não acompanha a História registrada, aquela que é passada de um para outro”.Salomão Jovino da Silva O que nós entendemos por História não é o que aconteceu, mas é o que os historiadores selecionaram e deram a conhecer na forma de livros.
Aluf Alba, arquivista:...Porque o documento, ele começa a ser memória já no seu nascimento, e os documentos que chegam no Arquivo Nacional fazem parte de um processo, político e técnico de escolhas. O que vai virar arquivo histórico, na verdade é um processo político de escolhas, daquilo que vai constituir um acervo que vai ser perene e que vai representar, de alguma forma a História daquela empresa, daquele grupo social e também do Brasil, como é o caso do Arquivo Nacional.
A história do Brasil dá a idéia de uma casa edificada na areia. É só uma pessoa encostar-se na parede, por mais reforçada que pareça, e lá vem abaixo toda a grampiola."
titanic A história do Brasil dá a idéia de uma casa edificada na areia. É só uma pessoa encostar-se na parede, por mais reforçada que pareça, e lá vem abaixo toda a grampiola."
(...) Quem já foi ministro das relações exteriores como eu trabalha numa mesa sobre a qual a um pequeno busto do barão. É como se ele continuasse lá vigiando seus sucessores.Ele enfrentou as questões de fronteiras com habilidade de um advogado e a erudição de um historiador. Ele ganhava nas arbitragens porque de longe o Brasil levava a melhor documentação. Durante o litígio com a Argentina fez com que se localiza-se o mapa de 1749, que mostrava que a documentação adversária estava simplesmente errada.Esse caso foi arbitrado pelo presidente Cleveland dos Estados Unidos e Rio Branco preparou a defesa do Brasil morando em uma pensão em Nova York. Conforme registrou passou quatro anos sem qualquer ida ao teatro ou a divertimento.Vitorioso nas questões de fronteiras tornou-se um herói nacional. Poderia desembarcar entre um Rio, coisa que Nabuco provavelmente faria. O barão ouviu a sentença da arbitragem em Washington e quieto tomou o navio de volta para Liverpool. Preferia viver com seus livros e achava-se um desajeitado para a função de ministro.
"Minha decisão foi baseada nas melhores informações disponíveis. Se existe alguma culpa ou falha ligada a esta tentativa, ela é apenas minha."Confie em mim, que nunca enganei a ninguém e nunca soube desamar a quem uma vez amei.“O homem é o que conhece. E ninguém pode amar aquilo que não conhece. Uma cidade é tanto melhor quanto mais amada e conhecida por seus governantes e pelo povo.” Rafael Greca de Macedo, ex-prefeito de Curitiba
Edmund Way Tealeeditar Moralmente, é tão condenável não querer saber se uma coisa é verdade ou não, desde que ela nos dê prazer, quanto não querer saber como conseguimos o dinheiro, desde que ele esteja na nossa mão.